martes, 29 de abril de 2014

ritual



Nuestro ritual para comernos de a poco. Adueñarnos en cada mordisco el uno del otro. Es como si justo al presionar su piel entre mis dientes, toda la rabia se me inflamara en las venas. Mancharme la boca de su tibieza, cada musculo endurecido, cada entrada mucho más abierta, más húmeda. Tenerte todo el tiempo contra mis dientes. Saborear hasta cansarme y volver a saborear más tarde. Que se mantenga siempre esperando mi hambre. Que me mire suplicando otra marca, otra forma de volvernos uno solo. Esta vez no dejarnos ni una separación. Y que él me pruebe. Pasarle mi boca y que sepa llenarse de mí. Poco a poco que llene de mí su hambre. Estar adictos a nuestro sabor. Mordernos cada noche un lugar distinto. Volver a ser uno. Entrar más aún el uno en el otro. Es como si abriéramos la cicatriz de ambos y de alguna extraña forma volver a unirlas. Compartir por dentro todo el fluido. Circulando la misma sangre. Descomponiéndose lo que nos sobre y así continuar con nuestro ritual para comernos de a poco.

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