No
te vayas, Camilo, la playa es una mentira. Todo su paisaje bronceado
es una mentira. Los olores tropicales, sus colores ardiendo en la
piel y ese intento de parecer una película del verano de otro país.
No te vayas, Camilo que acá nuestra mentira es menos ajena y nos
funciona perfectamente. Allá deberás atarla de formas que no
conoces y tendrás que moldearte mil veces más solamente para
descubrir si alguna te encaja. No me dejes, Camilo que nuestra
mentira se queda a medias. Allá verás tantos cuerpos moldeados por
alguna paciencia obsesiva, verás cómo el tuyo escasea de paciencia.
Serás una tristeza. Las mentiras son tristes cuando no logran
convencer. La playa es la mentira menos triste, por eso le gusta a
tanta gente. No te vayas, Camilo. El oleaje es feroz cuando menos lo
piensas y allá no hay nadie que quiera salvarte del mar. El agua
salada está sucia y más salada de lo que imaginas, su arenilla se
te meterá hasta en las orejas y cuesta tanto sacarla del pelo. No me
dejes, Camilo. Tenemos que continuar lejos del sol, sobre todo de ese
que parece bailar en el cielo un ritmo extranjero que sólo ilumina a
quienes le creen. La playa es una mentira que traiciona a gente como
nosotros. Yo nunca podría traicionarte. Sabes que he puesto tu
nombre primero y hasta he dejado de poner el mío varias veces. La
playa es una mentira que nunca nos ha incluido. Allá sólo funciona
la importancia. El tono exclusivo de sus voces. Nuestro tono sólo se
oye acá. No te vayas, Camilo. Allá no te alcanza para su
exclusividad. No tienes la altura ni la masa muscular. Sólo somos un
tropel de niñitos morenos asomados en cada callejón, esperanzados
en alguna plaza, disponibles en cada pagina gratis, atentos tardes
enteras al celular. No te vayas, Camilo, la playa no es tu mentira.
No tienes esa frialdad profesional de su verano. Apenas te alcanza
para vertirte sin excusas al primero que ofrezca lo mejor, apenas
para mancharnos de ganas sucias aferrados en alguna pared. Pero la
playa no, Camilo. Me dejarás y la playa no sabrá transar con tu
mentira. Sólo nos alcanza juntos acá, sin la importancia de sus
oleajes ni esa corpulenta exclusividad. Acá mentimos al unísono y
es fácil creernos. Conocemos cada forma. La playa no es nuestra
mentira y no nos alcanza para aprenderla.
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