martes, 29 de abril de 2014

la playa es una mentira



No te vayas, Camilo, la playa es una mentira. Todo su paisaje bronceado es una mentira. Los olores tropicales, sus colores ardiendo en la piel y ese intento de parecer una película del verano de otro país. No te vayas, Camilo que acá nuestra mentira es menos ajena y nos funciona perfectamente. Allá deberás atarla de formas que no conoces y tendrás que moldearte mil veces más solamente para descubrir si alguna te encaja. No me dejes, Camilo que nuestra mentira se queda a medias. Allá verás tantos cuerpos moldeados por alguna paciencia obsesiva, verás cómo el tuyo escasea de paciencia. Serás una tristeza. Las mentiras son tristes cuando no logran convencer. La playa es la mentira menos triste, por eso le gusta a tanta gente. No te vayas, Camilo. El oleaje es feroz cuando menos lo piensas y allá no hay nadie que quiera salvarte del mar. El agua salada está sucia y más salada de lo que imaginas, su arenilla se te meterá hasta en las orejas y cuesta tanto sacarla del pelo. No me dejes, Camilo. Tenemos que continuar lejos del sol, sobre todo de ese que parece bailar en el cielo un ritmo extranjero que sólo ilumina a quienes le creen. La playa es una mentira que traiciona a gente como nosotros. Yo nunca podría traicionarte. Sabes que he puesto tu nombre primero y hasta he dejado de poner el mío varias veces. La playa es una mentira que nunca nos ha incluido. Allá sólo funciona la importancia. El tono exclusivo de sus voces. Nuestro tono sólo se oye acá. No te vayas, Camilo. Allá no te alcanza para su exclusividad. No tienes la altura ni la masa muscular. Sólo somos un tropel de niñitos morenos asomados en cada callejón, esperanzados en alguna plaza, disponibles en cada pagina gratis, atentos tardes enteras al celular. No te vayas, Camilo, la playa no es tu mentira. No tienes esa frialdad profesional de su verano. Apenas te alcanza para vertirte sin excusas al primero que ofrezca lo mejor, apenas para mancharnos de ganas sucias aferrados en alguna pared. Pero la playa no, Camilo. Me dejarás y la playa no sabrá transar con tu mentira. Sólo nos alcanza juntos acá, sin la importancia de sus oleajes ni esa corpulenta exclusividad. Acá mentimos al unísono y es fácil creernos. Conocemos cada forma. La playa no es nuestra mentira y no nos alcanza para aprenderla.

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