martes, 29 de abril de 2014

oxigeno



Pudo haber sido más entretenido el castigo, pero usted no supo nunca cuánto me gustaban sus manos furiosas. Esas marcas que ardian en mi espalda y su cara bosquejada con rabia gritandome lo malo, lo vergonzoso, lo sucio. Pudo haber sido un juego entre usted y yo. Siempre descubriendome, como un adivino o como si vigilara todo el tiempo mis movimientos, esperando, atento. Siempre fue el que usted se quitaba para irse a duchar. Lo dejaba en el mismo lugar todos los dias. Todos los dias me encerraba a olerlo. Caía en su cama y me sumergia con un poco de usted en mi nariz, el único poco de usted que siempre tuve tan dentro mío. Usted fue mi oxígeno, pero pudo haber sido más. Tal vez eso quiso y no supo cómo decirmelo. Tal vez era su juego mantener el silencio y no volver las cosas tan falseadas. Yo lo deseé así. Lo soñé así mil noches. Le robé cuanto olor fuese posible, me encerré cuantas veces pude, espié. Quizas usted intentaba decirme algo con esa fuerza sobre mi delgadez. Quizas sabia cuánto me gustaba su brutalidad y simplemente nuestro juego constaba con reglas sobre el silencio y lo secreto. Pero pudo haber sido más entretenido su castigo. Me lo imaginé todo el tiempo. Siempre los dos, solo los dos. Y una eterna noche con su oxigeno caliente, marcandome su rabia, jugando con mi delgadez, con su violencia.



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