martes, 29 de abril de 2014

manzanas con sal


Que se calle. Ya van a llegar. Llora tanto y se limpia poco. Me van a castigar. En vez de lavarse, insiste que me va a acusar y me culpa de todo. Que se calle. Aún huele mal. Parece un recién nacido, parezco su mamá limpiándole un pañal. Dice que le duele. Sé que le gustó. Yo no lo obligué. Repite que le duele. Llora porque ya no sólo es café, llora porque se tiñe de rojo. El olor es peor cada vez que se mete al baño. No para. Entra y sale. Vuelve a entrar. Me dice que en el baño mancha más con rojo. Prefiero que el cloro decolore todo. Antes que se enteren, prefiero gastar el perfume. Ya van a llegar. Me dice que le arde. Le gustó y se queja tanto. No puede acusarme. Lo hacia como vimos en la película. Mi polera preferida tendré que quemarla. Ya van a llegar. El olor no se va. No quiero abrir las ventanas. Llora tan fuerte que los vecinos se pueden enterar. Pero aún no se mete a la ducha. Dice que el agua le arde más. Ya no deja que lo limpie. Ya no quiere nada. Se echa sobre la cama. Hasta las sabanas tendré que quemar. Se darán cuenta. Tendría que quemar las alfombras también, pero sería aún más sospechoso. El detergente me raspa, pero ya no tengo olor. Ya van allegar. Al fin detiene el llanto. Qué dirán por tanto alboroto. Se le nota el llanto, se le nota el dolor. Huele aún todo mal. El cloro se mezcló con todo. Y vienen en camino. Le digo que no me acuse, que no le conviene. No me responde. Que para la próxima seré más suave, que no comeremos antes. Que si me acusa, nunca más lo haremos. Pero sigue callado. Qué diré. No me creerán nada. Todo parece un basural. Las moscas. Hay mucha evidencia. Oigo los pasos. Mejor me pongo a ver tele. Está callado en el dormitorio. Abro las ventanas, ellos abren la puerta; pero entran sin preguntar nada. Me miran frente al televisor y entran a su dormitorio. Sólo les dice que otra vez comió muchas manzanas con sal.

No hay comentarios:

Publicar un comentario