martes, 29 de abril de 2014

la partida


tiene una herida que jamás cicatrizará. es lo unico que nos diferencia cuando estamos frente al espejo. ni la voz ni el rostro nos ha delatado cuando jugamos a confundir al resto. imitarnos siempre ha sido facil. basta con intercambiar ropa. pero la partida no es imitable. solo nos gusta cuando jugamos bajo la ducha. tocarsela es lo unico entretenido. una herida que no le duele. yo se la acaricio con cuidado. a veces pienso que se le puede agrandar si soy violento. pero termina pidiendome que meta los dedos y varias veces he sentido que por dentro se derrite. tambien se agranda. es como una boca. al otro dia vuelve a ser mas pequeña y cerrada. yo le he dicho que me gustaria tener esa partida tambien. su ropa interior se me veria menos ridicula y hasta imitarnos desnudos seria facil. pero me toca y dice que asi le gusta más. yo siempre he querido su herida. es linda y parece cómoda. seria divertido sentir lo mismo cuando se la toco. quejarme igual. derretirme por dentro. abrirme y volver a cerrarme. pedirle sus dedos. jugar con los mios tambien. ser completamente iguales. o que tuviera lo mio y yo poder tocarselo. hacer lo que me hace. y decirle al oido, como varias noches lo ha pedido, que se lo ponga aunque sea un ratito. pero debo usar su ropa y peinarme menos para que me llamen con su nombre. a veces jugamos a imitarnos pero sin ropa. solo los dos. y hacemos como que me toca la herida. yo imagino que lo tiene duro. me dice que me lo pondra despacio. imaginarme que la partida se me agranda sólo cuesta cuando siento que soy yo quien debe chocarle. y nos derretimos juntos. casi siempre al mismo tiempo. pero el juego preferido siempre ha sido con rop, al menos para mi, frente al resto, confundiendonos de nombre, sin si quiera sospechando ellos de esa herida que tanto nos diferencia.

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